«Pero esta prótesis-ficción parece que, además, hace resurgir elementos propios del deseo y del amor, aunque sea saliendo a aplaudir cada tarde esperando los minutos de charla con el vecino o recordando y sintiendo la nostalgia de todo aquello que, por ahora, hemos perdido. Escena en la que, precisamente por concernirnos a todos, establece nuevos sentimientos de comunidad, un deseo de vínculo, no ya por el consumo de masas, sino inventando nuevas maneras entre las limitaciones impuestas por el propio miedo o por la obligatoriedad de quedar confinados en casa.»
Autor del artículo: Eduardo Velázquez, Psiquiatra Forense. Socio sede de Granada (ELP).
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