La especialista norteamericana en comportamiento animal, que estuvo en el país, cuenta su lucha para convivir con el trastorno; la detección temprana, el apoyo familiar y la estimulación, las claves
«El autismo es una forma de percibir el mundo», dice Temple Grandin a LA NACION en un hueco de su intensa agenda en su tercera visita a la Argentina. Y lo cuenta con la verdad que se hereda de la experiencia: a los cuatro años fue diagnosticada con síndrome de Asperger, un trastorno del espectro autista, en una época en que la condición era sinónimo de discapacidad.